“M’hija, ¿me puedes regalar, para mi cumpleaños, una botella de ese vino que nos preparas para Navidad?”. Esta simple pregunta que el papá de Carla le hizo allá por diciembre del 2017, desencadenó los sucesos que nos llevaron a crear SPECIUM Vino con Especias.

     Él cumple años el día previo a Nochebuena, así que le preparamos el vino y se lo entregamos en una botella de un conocido tequila. Poco tiempo después, en una reunión que él tuvo en su casa con amigos de la infancia, estos vieron la botella y sintieron curiosidad por el contenido, ya que no era del famoso tequila. Se acabaron el vino sin que él probara una gota.    Molesto, nos pidió que le preparáramos 5 botellas más para vendérselas a ellos en una siguiente reunión, la que se efectuó en octubre del 2018. En la misma, sus amigos no le pusieron interés a las botellas (querían tomar su contenido, sí, pero gratis), así que la idea de cobrarse la afrenta de beberse su regalo de cumpleaños no tuvo éxito.

     Carla tomó estas 5 botellas y las llevó a la oficina donde laboraba en ese entonces. Por su trabajo, recibía muchas personas externas. Una de estas personas vio las botellas, mostró curiosidad y le preguntó sobre ellas. Ella le contó lo que era y le dio una degustación ¡El vino le encantó! Le pidió que le vendiera una botella y la compartió de inmediato con otras personas que se encontraban esperando su turno para reunirse con ella y la reacción fue la misma; vendió todas las botellas ese mismo día. Era el 31 de octubre del 2018, día que consideramos el nacimiento oficial de SPECIUM. La fecha es curiosa, porque puede asociarse con el día de brujas, pero la realidad es que nosotros la asociamos con el día de la bendición de la cosecha.

     Nos llamó la atención esta experiencia en la oficina de Carla, además que coincidentemente en esos días, en un reconocido almacén, encontramos una botella, una vinatera que quedaba perfecta para nuestro concepto.

     En una de esas reuniones, una de mis hermanas sugirió la idea de desarrollar un vino blanco especiado, así que nos dimos a la tarea de trabajar en ello. En nuestra siguiente reunión familiar, dimos a probar nuestro desarrollo y las opiniones fueron divididas: muy dulce por un lado y que estaba perfecto por el otro, así que seguimos trabajando para desarrollar un vino blanco con menor dulzura. Así nacieron, primero, nuestro Vino Postre (cuya carga de especias es tal, que puede ser bebido como digestivo, al final de la comida, “con el postre”) y finalmente, nuestro vino blanco.

     Ya con 3 tipos de vinos especiados, a inicios del 2019 empezamos a desarrollar y ejecutar la estrategia y el plan de trabajo. Empezamos a buscar bazares de emprendedores para dar a conocer nuestro producto. Durante el primer semestre del año fue buscar, picar piedra y dar a conocer los vinos con la familia, amigos y conocidos. Se vendieron unas cuantas vinateras. Pero la mañana del último domingo de septiembre de ese año, recibimos una comunicación de un exalumno de Carla (ella trabajó 7 años en un reconocido colegio) quien es el responsable de un bazar de emprendedores de un famoso café/restaurante (solicitud de ingreso que habíamos enviado unos 4 o 5 meses antes) y nos invitó a participar en dicho bazar, de manera urgente y en ese mismo momento. La alegría que nos embargó fue enorme, salimos corriendo con lo que teníamos en producto y con escasos recursos mercadológicos disponibles; ese día empezó la comercialización formal de SPECIUM. Desde ese momento, hemos participado no solo en este bazar, sino en muchos más: ya somos recurrentes en varios de ellos y somos conocidos como “los del vino rico”. La pandemia del Covid-19 nos ha impedido seguir con esta actividad, aunque estamos tratando de reinventarnos.

     Mes a mes y después de aquel primer bazar, estuvimos creciendo, poco a poco (la pandemia nos detuvo). Diciembre del 2019 nos mostró el enorme potencial que nuestro producto posee. Varias personas se han acercado a nosotros para hablar de distribución, tanto en la capital como en el interior del país: ya existe distribuidor en Cobán y estamos en pláticas para Esquipulas.

     Pero, como en todo proyecto, siempre hay problemas: las vinateras. El almacén en donde las compramos inicialmente, dejó de importarlas, así que empezamos a buscarlas por internet. No sé cómo lo hicimos, pero las encontramos. Así, como si nada, también incursionamos en el e-Commerce. Ya hemos realizado dos importaciones, la segunda más grande que la primera y aunque todavía tenemos inventario, esperamos pronto realizar la tercera y más.

    Nuestro plan en el corto/mediano plazo es obtener los registros sanitarios para poder comercializar los vinos de forma masiva. Tenemos claro los objetivos a alcanzar y el camino que debemos seguir, el cual ya iniciamos a recorrer. Nuestra marca está registrada, nuestro logo está basado en un tema que nos apasiona, especialmente a Carla, como lo es la mitología celta: presenta la cruz celta que simboliza el árbol de la vida, a la energía de los cuatro elementos originales entrelazados por un círculo, el que hace un puente de unión entre la energía divina y el hombre. El círculo externo dorado nos simboliza a nosotros como matrimonio, como uno solo, mientras que los pequeños círculos, a cada uno de nuestros hijos.

   Cuando alguien adquiere alguno de nuestros vinos, no es un cliente, se convierte en nuestro amigo. No vendemos vino, estamos ofreciendo la oportunidad de crear momentos especiales, de familia, a relajarse y de poder asociar nuestro aroma y nuestro sabor a bellos recuerdos de su pasado. No es vino lo que llenan nuestras vinateras, es “felicidad embotellada”.